Las emisiones globales de CO2 superaron las 37,4 Gt en 2024, estableciendo un récord histórico. Los principales sectores responsables de esta problemática son el energético, industrial, de la construcción y el transporte. Alrededor del 25 % de estas emisiones son absorbidas por los océanos, contribuyendo a la acidificación oceánica y genera impactos ecológicos, bioquímicos, microbiológicos y climáticos, con efectos particularmente severos en países vulnerables, como los de América Latina. Este proyecto tiene como objetivo extraer el CO₂ disuelto en el agua de mar mediante un proceso innovador conocido como electrodiálisis con membranas bipolares (EDB), para su posterior inyección en el subsuelo con fines de recobro mejorado de petróleo. Esta estrategia ofrece una alternativa más sostenible para el sector energético en una región que aún depende en gran medida de los combustibles fósiles. La metodología consistió en: (1) concentrar CO2 en forma de H2CO3 a partir de agua del Océano Pacífico utilizando membranas bipolares y de intercambio iónico, el fluido resultante fue denominado como “fluido inteligente”, (2) realizar ensayos de flotación para cuantificar la cantidad de crudo que puede ser separado del material geológico al entrar en contacto el fluido inteligente, e (3) inyectar el fluido inteligente en una formación geológica para determinar la distribución del barrido en el medio poroso. Los resultados de la EDB demostraron que el CO2 puede extraerse hasta en ~10 y 15 % en forma de H2CO3 con un consumo energético de 1.88 kWh/Kg. La inyección de este fluido incrementa la cantidad de crudo que puede ser separado del material geológico en un 7% favoreciendo el barrido de crudo en el yacimiento debido a su distribución homogénea en el mismo. Colectivamente, este proyecto demuestra que la electrodiálisis bipolar es una tecnología promisoria para la extracción de CO2 y aplicable a las operaciones de recuperación de petróleo en el contexto de la transición energética.